El agave, un tipo de planta originaria de México y que ha sido empleada por los humanos de la zona desde hace al menos 10 mil años, no sólo es la base de las bebidas mexicanas más famosas alrededor del mundo, sino que, según estudios recientes, podría convertirse en una fuente de energía renovable. Así lo señalan recientes estudios elaborados por especialistas de la Universidad Autónoma de Nuevo León, quienes descubrieron que, mediante el tratamiento químico del bagazo, la planta es una excelente alternativa para el desarrollo de energía y nuevos materiales de construcción. La noticia, en sí mismo buena, es extraordinaria si se considera que el agave es una especie botánica endémica a lo largo del territorio mexicano, por lo que el alcance de su producción es formidable. Mediante el proceso que involucra un tratamiento denominado pirólisis, la biomasa residual que se acumula tras la elaboración del tequila y el mezcal es calentada en un ambiente anaeróbico, obteniendo así un carbón que a gran escala resulta una fuente energética viable y de bajo costo. Si bien el proyecto se encuentra aún en una etapa temprana de desarrollo, todo señala que México podría convertirse prontamente en uno de los mayores productores de energía alternativa a nivel mundial.
