Los dulces abundan. ¿Qué sucede cuando los comemos? Fuera de ser un deleite gustativo, el azúcar provoca extrañas reacciones en el cerebro. Al probar algo dulce, se activan señales neuronales de recompensa y placer, asociadas a la liberación de dopamina.
Investigadores de la Universidad de Princeton aseguran que el azúcar puede ser adictiva.En un estudio publicado en la revista Journal of Nutrition, los científicos dieron a ratas libre acceso al azúcar y posteriormente se las negaron. Encontraron cambios no sólo en su comportamiento sino en los niveles de neuroquímicos, especialmente en la dopamina y los opioides asociados al placer y la adicción. Las ratas presentaron síntomas de tolerancia, deseo y abstinencia de manera comparable a los efectos producidos por el abuso de drogas.
Por su parte, investigadores de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), publicaron un estudio en la revista Journal of Physiology tras encontrar que las ratas cuyas dietas eran altas en fructosa (azúcar vegetal) tenían problemas para completar un laberinto ya conocido. Afortunadamente, también descubrieron que los efectos de la fructosa se contrarrestaban con la ingesta de omega-3.
Además de afectar al cerebro, puede dañar otros órganos. Investigadores de la Universidad de Leiden demostraron que el azúcar envejece la piel. Sin embargo, no todos los efectos de la sustancia son negativos. Un estudio publicado recientemente en la revista Neurology establece que dos tazas de chocolate caliente al día incrementa la memoria a corto plazo de los adultos mayores. Este se debe a que el chocolate caliente aumenta el flujo sanguíneo al cerebro.
Las propiedades anteriormente mencionadas pertenecen exclusivamente al azúcar. Los edulcorantes artificiales, por dulces que sean, no producen los mismos efectos en el cerebro. Curiosamente, los edulcorantes también pueden ser un riesgo para la salud.