A través de varios experimentos, se demostró que las galletas producen efectos similares a la droga. En un extremo de un laberinto, se les dio a las ratas hambrientas galletas Oreo (curiosamente, las abrían y comían la crema primero) y del otro galletas de arroz inflado. Posteriormente, se les dio la opción de pasar tiempo en cualquiera de los dos extremos del laberinto. Se midió el tiempo que pasaban del lado de las galletas Oreo.
En una segunda fase, se repitió el experimento. Esta vez administrando inyecciones de cocaína y morfina en un extremo del laberinto, y del otro inyecciones de solución salina. Al comparar los resultados con aquellos de la prueba de las galletas, se encontró que las ratas pasaban la misma cantidad de tiempo del lado de las drogas que de las Oreo.
Al medir la expresión de la proteína c-Fos en las ratas, un marcador de activación neuronal, se encontró que el comer galletas activaba más neuronas en el núcleo accumbens o "centro de placer" del cerebro que el consumo de las drogas.
El estudio podría explicar por qué algunas personas no pueden resistirse a las galletas a pesar de conocer su daño a la salud. De acuerdo con los científicos, el hecho de que sean tan económicas y accesibles las vuelve más peligrosas que la cocaína y la morfina. Los resultados apoyan la teoría que establece que los alimentos altos en grasa y azúcar estimulan al cerebro de la misma manera que las drogas.