1) Enviar su foto en sexting
Los mensajes de texto o a través de aplicaciones como WhatsApp son una forma de comunicación que ayuda a mantener el interés y a construir la expectativa necesaria de toda seducción. Algunos mensajes de texto con frases sugerentes (sexting) pueden mantener vivo el romance durante las largas horas de oficina, o promover la confianza y la apertura con la persona que es objeto de nuestro deseo.
Sin embargo, es muy importante recordar que no siempre y no en todas las situaciones estos mensajes serán bien recibidos –especialmente si van acompañados de imágenes explícitas, y especialmente si estas imágenes no fueron solicitadas. Eso fue lo que le pasó a este chico, quien envió una imagen no solicitada de su pene a una chica a través de una página de citas; ella no se tomó bien el “detalle”, por lo que decidió reenviarle la imagen a la madre de aquel.
2) Introducirlo en objetos que pertenecen a otras personas
Para algunos hombres, el deseo se manifiesta en particulares objetos: desde un punto de vista liberal, lo que cualquier persona decida o no hacer con su anatomía será un problema privado –excepto en los casos en que un hombre decida hacer algo con su anatomía que dañe la propiedad de otros.
Además, el pene es una parte del cuerpo masculino sumamente delicada. Existe una amplia oferta en el mercado de juguetes sexuales que pueden satisfacer a los aventureros fetichistas más avezados, por lo que intentar penetrar objetos como helicópteros, sofás o muebles de jardín seguirá pareciendo, por lo menos, arriesgado, desde un punto de vista no sólo anatómico sino legal.
3) Exponerlo a una erección perpetua
Los implantes de pene son una salvación para personas que, por razones médicas, no pueden mantener una erección suficiente para el contacto sexual. También como mecanismo psicológico de compensación, un implante puede ayudar a fortalecer la confianza y mejorar la salud sexual.
Por otra parte, el riesgo de esta clase de intervenciones (las cuales frecuentemente se realizan con fines meramente estéticos) es que exponen al hombre y a su miembro viril a riesgos derivados de la intervención misma, o a reacciones tan dolorosas como la que sufrió este hombre que tuvo que llevar a cuestas durante 8 meses una penosa erección, debido a un implante mal realizado.
4) Usarlo como argumento para ganar una discusión
Sólo un estudiante de medicina querría encontrarse voluntariamente en una sala de urgencias. Si a ese lugar sumamos que la causa por la que debemos ir está relacionada con nuestro pene, las consecuencias pueden ser desastrosas.
Un hombre de Taiwán, harto de los constantes reproches de su mujer provocados por su propio alcoholismo, decidió mutilar su propio pene y tirarlo al escusado para poner fin a la discusión.
Sabemos que los problemas de pareja pueden ser agotadores, pero es difícil ver cómo un hombre puede elegir cortarse el propio pene en lugar de, digamos, salir dignamente con él aún en los pantalones.
5) Afirmar que está bendito para ganar seguidores en tu religión
En el Decamerón, Bocaccio cuenta la historia de un religioso corrupto que engañaba a una inocente joven haciéndole creer que su pene era el diablo, y que ella, entre sus piernas, tenía el infierno. El lector podrá deducir el final de la historia. Sin embargo, no es necesario recurrir a ejemplos literarios ni muy antiguos para demostrar que la religión y el sexo (al menos en el cristianismo occidental) no deberían involucrarse.
Un líder religioso brasileño solía convencer a las mujeres de su congregación de que su pene había sido “bendecido” por el espíritu santo, y que su misión en la Tierra era esparcir la “leche sagrada”.
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http://pijamasurf.com/2013/08/6-cosas-que-no-deberias-hacer-con-tu-pene/